Drenaje Linfático Manual

La terapia manual ‘desatascadora’ de líquidos y que facilita la circulación linfática

El Drenaje Linfático Manual te lo aplico, sobre todo, si presentas síntomas claros de retención de líquidos. Pero también lo utilizo en problemas de circulación, piernas cansadas, varices, procesos de cicatrización, edemas (faciales, por embarazo, de menstruación, de origen traumático, etc.), acné, tratamiento de la celulitis, etc. Además, produce un efecto relajante, por lo que suelo practicarlo en problemas relacionados con el estrés.

Va especialmente bien en los procesos posoperatorios de intervenciones quirúrgicas, porque contribuye a acelerar la curación de los tejidos, evita que se produzcan edemas, reduce la inflamación y el dolor, y aumenta la calidad de la cicatriz.

Y para la piel, es uno de los mejores tratamientos, ya que favorece la circulación de la sangre, ayudando a que no se formen bolsas ni arrugas.

En éstos y otros casos, los beneficios del Drenaje Linfático Manual se deben a que:

  • Ayuda a reabsorber los líquidos, la grasa y las vitaminas solubles
  • Tiene una acción sedante sobre el dolor
  • Reduce la inflamación
  • Contribuye a mejorar las defensas del organismo

El Drenaje Linfático Manual es un tipo de masaje terapéutico, suave y ligero, que se aplica sobre el sistema circulatorio. Su objetivo es movilizar los fluidos del organismo para favorecer la eliminación de las sustancias de deshecho que se acumulan en el líquido que ocupa el espacio entre las células.

Su técnica fue descrita por primera vez y desarrollada en 1932 por el matrimonio de doctores daneses Emil Vodder y Estrid Vodder. Por aquel entonces, el sistema linfático seguía siendo un semidesconocido para médicos y masajistas. Nadie se atrevía a tocar unos ganglios inflamados.

La idea más generalizada a principios de los años treinta era evitar su masaje. Se pensaba que la manipulación de unos ganglios hinchados sólo podía acarrear problemas por la posibilidad de que se propagaran por vía linfática gérmenes patógenos u otros microorganismos perjudiciales para la salud. Pues bien, los Vodder idearon intuitivamente un masaje especial para estos órganos con el que obtuvieron excelentes resultados. Así nació el Drenaje Linfático Manual.

Se sabía del estudio del sistema linfático y sus funciones ya en la Antigua Grecia. Hipócrates (460-370 a. C.) habló de “sangre blanca” para referirse a la existencia de unos conductos que contenían un líquido lechoso y blanquecino. Aristóteles (384-322 a. C.) y Erasístrato (304-250 a. C.) se refirieron en sus escritos a “ciertas estructuras anatómicas, que encierran un fluido incoloro”, aspecto que presenta la linfa. Este fluido transparente, carece de pigmentos y se produce tras el exceso de líquido que sale de los capilares sanguíneos al espacio intercelular.

Por su parte, el también griego Herófilo (335-280 a. C.) citó unos vasos que van a parar a una “especie de glándulas no definidas», a las que actualmente llamamos ganglios linfáticos. Estos nódulos linfáticos tienen forma de riñón y, como su propio nombre indica, forman parte estructural del sistema linfático y funcionalmente del inmunitario.

Hoy sabemos que, además del aparato circulatorio, en nuestro cuerpo existe otro tipo de tránsito que corresponde al sistema linfático. Se trata de un transporte unidireccional que se inicia en los tejidos corporales, continúa por los vasos linfáticos y desemboca en la sangre.

El sistema linfático es, básicamente, el responsable de trasladar las grasas provenientes de la digestión, que no pueden ser absorbidas por vía venosa. Se encarga, asimismo, de transportar el líquido de los tejidos que rodea a las células, principalmente sustancias proteicas, a la sangre porque debido a su tamaño no pueden atravesar la pared del vaso sanguíneo.